martes, 27 de noviembre de 2012

Si pudiera encontrarte



  Yo sí te haría caso, sí te escucharía, sí te acompañaría, si pudiera encontrarte.

"¿Cómo se dice que no te sientes querida, sin temer que quien te escucha piense que quizá tienen razón quienes no te quieren, para no quererte (y por eso no te quieren)? Lo mismo me ocurre cuando tengo que explicar por qué no le gusto a la gente. Si la mayoría de la gente se aparta, te rehuye, se aleja, tiene que ser porque no vales la pena ¿no? Si todo el mundo te hace el vacío es porque acaso lo merezcas.  Él me pregunta qué creo haber hecho para merecer estar tan sola. Pues no lo sé, le digo. Luego añado que quizá tiene que ver con lo que yo veo de ellos, más bien en ellos, dentro de ellos, en todos ellos. No sé si le importa algo que le cuente detalles de mi familia o le cansa, en realidad. A lo mejor le gusta unas veces sí y otras no. Cuando bosteza me parece que está muy cansado y me entran ganas de levantarme y marcharme para que pueda descansar. No sé si se cansa de mí o ya está cansado de los otros pacientes que me han precedido. ¿Qué historias tendrá que escuchar? Anodinas, tristes, truculentas, pretenciosas, complicadas, vulgares, aburridas... Las personas somos todo eso y más, dependemos de nuestras circunstancias, y nos volvemos un poco locas y un poco dependientes, queremos que nos escuchen y nos comprendan; más que nos comprendan.
  'Tengo miedo de hacer lo que quiero. Temo que hacer lo que quiero no sea lo que a la postre deseo en realidad. Si hago lo que quiero y el resultado ese desastroso no tengo excusas de ninguna clase: hice uso de mi albedrío y me equivoqué; si retraso la acción siempre estaré a tiempo de hacer lo que aún no he hecho. Es miedo, lo sé, pero no sé cómo se cura el miedo, así que me quedo paralizada y dejo pasar el tiempo para que el paso del tiempo resuelva a voluntad las dudas que me paralizan. Es una tontería, ya lo sé. Si no tengo nada que temer porque nada tengo que perder es inútil esperar, y si tengo algo a lo que temer la inacción sólo lo retarda. ¿Será porque siempre me queda la esperanza de lograr el reconocimiento, alguna clase de reconocimiento? Él me pregunta para qué quiero el reconocimiento. Yo le digo que para qué va a ser, para gustar. Bien mirado es una incongruencia querer gustar a gente que a uno no le gusta. Si a uno no le gusta la gente, no debería importarle demasiado gustar o no gustar a esa gente. Él dice que es un buen razonamiento. Me parece que lo dice para tirarme de la lengua y así poder seguir escuchando mis sandeces. Al final, le digo que cuando me ilusiono con algunas personas me siento estafada . Me mira con curiosidad. Añado que cedo en mis ilusiones y expectativas para no tener que reprocharme demasiada precaución o prevención. Permito la entrada en mi vida a personas que se me acercan con subterfugios y cierro los ojos de mi corazón, pero una y otra vez acabo lamentándolo. Él dice que no tengo culpa en esas relaciones o ni siquiera eso, en tanto se frustran sin haber apenas comenzado, pero yo sé que sí tengo la culpa, por permitirlo. Lo hago para que nadie me pueda reprochar que no lo intenté. Él me dice que quién me va a reprochar nada, si siempre me dejan empantanada".

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