miércoles, 28 de noviembre de 2012

Mentiras, verdades y literatura



Nunca falta alguien preguntando: "¿Qué hay de ti en la novela?", o "¿Es autobiográfica?". Y nunca, por acostumbrada que esté a la pregunta, ni por ensayada que la lleve, se me ocurre decir que "Sí pero no"; o "No pero sí"; o "Todo a la vez y a ratos nada en absoluto". ¿Soy yo la niña de "El aliento del lobo" Pues claro que soy yo, y sin embargo no puedo serlo del todo; casi debería reconocer que no soy esa niña en absoluto, y debería decir, si quisiera ser sincera, que lo quiero ser, que ya me gustaría haberlo sido. Maina (diminutivo de Magdalena) es lista, tiene esperanza, es valiente, se atreve a luchar por sus sueños y se convierte en dueña de sí misma. ¿Cómo no voy a querer ser esa niña? Otra cosa es que pueda serlo.
  "¿Pero cuál es la respuesta, entonces?" Pues la respuesta es que soy Maina, en efecto, algunos días; otros, en cambio, soy Estíbaliz, que cuenta un trozo de su vida y de la historia reciente de Euskadi en "El cortejo de la lágrimas grises"; y soy cada uno de los personajes que aparecen en mis novelas, quizá porque no me atrevo a vivir todas las vidas que me gustaría. Y bien mirado, ¿para qué iba yo a querer vivir otras vidas, si la literatura me permite entrar y salir donde me da la gana, a voluntad, unos días más y otros menos? Es tan hermoso poder escribir para poder contar la verdad de las mentiras

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