jueves, 22 de noviembre de 2012

Más de "La carpeta roja".





"No me gusta dejarme llevar por opiniones ajenas cuando no las comparto, pero no sé llevar la contraria (más bien no quiero hacerlo) para no ofender. A mí no me gustan todas las opiniones de todas las personas, pero si las tienen y son suyas no me gusta contrariarlas, aunque no sean coincidentes. Él dice que cada cual tiene que defender sus ideas y me anima para que yo defienda las mías. Le digo que si me pusiera a defender siempre mis ideas, a lo mejor me quedaba más sola de lo que ya estoy. Y cómo no estarlo, si me gustan las películas antiguas y los actores que ya están muertos. Los escritores de ahora me parecen pretenciosos y vacíos. Todos no, algunos son fantasmas además de pretenciosos, y aún así me gustan. Pero los que más me gustan ya están muertos. Me parece que nací equivocada. Él dice que no diga esas cosas, que yo nací cuando debía nacer. Yo le digo que no sólo nací en una época equivocada, sino que nací sin que nadie tuviera el menor interés en que naciera. Siempre lo he creído: que nací sin que nadie deseara mi nacimiento. También le digo que fui un estorbo para las personas que cuidaron de mí. Él me pregunta por qué digo que fui un estorbo, que eso no tiene sentido. Yo le digo que lo percibo así, y que esa sensación mía sin duda obedece a un sentimiento muy concreto y muy cercano. Le digo que cuando se siente algo así tiene que existir un fundamento y una razón. Me pregunta si tengo pruebas que den fe de mis sentimientos. Yo le digo que sólo el sentimiento se puede considerar una prueba en un caso así, por tanto no hay pruebas objetivas. Él dice que los sentimientos engañan algunas veces. Yo le digo que sólo los sentimientos me guardan fidelidad absoluta. Las personas engañan o hacen por engañar, y se esconden o tratan de disimular su naturaleza, pero lo que sienten traspasan sus posturas alambicadas.
  "La gente dice en voz alta lo que le gustaría sentir y pensar de verdad. Aunque no sientan o no piensen lo que están diciendo, lo dicen igualmente. Yo puedo distinguir lo que es verdad y lo que no lo es, de cuanto dicen las personas. Algunas veces dicen cosas para quedar bien y agradar. No me gusta la gente que dice cosas para agradar a toda costa y quedar bien ante otra gente. En cambio, no me importa escuchar mentiras que sólo buscan tapar o disimular verdades dolorosas. Él dice que mentir es mentir, en cualquier caso. Yo le digo que mentir para escapar del dolor debería estar permitido y hasta recomendado. Es como esas personas que además de decir lo que creen que los demás desean escuchar, encima lo hacen, aunque sea en contra de sus deseos. Él me dice que hay que afrontar lo que uno quiere, y ser valiente para decir también lo que no se quiere. Estoy de acuerdo con él, en la teoría, claro, porque que hacer lo que que hay que hacer según el criterio de cada cual es bien difícil. Casi es mejor parecer idiota, para que no te hagan escuchar demasiadas mentiras, no más de la necesarias, en cualquier caso, y encima tener que hacer como que las crees. Él quiere saber quién me ha mentido a mí. Yo creo que mucha gente, empezando por casi todos los miembros de mi familia, la familia de ascendencia, quiero decir, esa que parece ser más importante por la puta sangre y resulta que forma el entramado humano más decepcionante que puede uno encontrarse, o que yo puedo encontrarme, sin querer suponer que sea así en todos los casos, para satisfacción de sus miembros" 

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