Hoy quiero volver a ti, que no traicionas, no mientes, no tergiversas ni condicionas. No sé si lo harías, si estuviera en tu mano, pero no lo está. Sigues siendo el ser que se esconde detrás de unas hojas escritas con una letra endemoniada, guardadas en una carpeta roja y después olvidadas o abandonadas o extraviadas. Eres inofensiva, por tanto, más allá de la influencia que puedan producirme tus cuitas. Por eso vuelvo a ti, después de una aventura infructuosa, como todas mis aventuras anteriores. Ya te iré contando, pero te adelanto que estoy un poco más herida y sé un poco más. Quizá deba ir junto. Ahora prefiero darte la palabra, restituírtela después de tanto tiempo, para que cuentes. Es hermoso, ¿verdad?, poder contarlo siempre.
«Me viene a la mente un proverbio de Buda que
dice que los hombres pierden la salud para juntar dinero y luego pierden su dinero
para recuperar la salud; y por pensar con ansia en el futuro olvidan hasta tal punto el
presente que acaban por no vivir ni el presente ni el futuro.
Viven como si nunca fueran a morir y mueren como si nunca hubiesen vivido.
»Me
gustan estos pensamientos que obligan a replantearse los modos de vivir que
tenemos, tan separados de la lógica, tan ajenos a la naturaleza, que es tan
sencilla, tan simple en su concepción, aunque la compliquemos tanto para
parecer lo que no somos o disimular lo que sí somos y no nos gusta ser o
querríamos cambiar si pudiéramos, pero no siempre podemos.
»Yo creo que no soy
lo que quiero ser, ni me importa lo que digan los demás, y sin embargo me dejo
contagiar con mucha facilidad por convencionalismos; quizá por eso me hieren tanto
los desprecios y los juicios que se hagan sobre mí.
»No me importa el triunfo,
entendido como se entiende el concepto éxito por la generalidad de las
personas, esto es: como el hecho extraordinario e innegable de un logro que ha
tenido una recompensa visible y calculable social y económicamente. Será que no
soy valiente para afrontar mi vida y defenderla tal cual la quiero. ¿Por eso me
he movido tanto a lo largo de mi vida, para poder empezar otra vez en lugares
diferentes, pensando que cada vez sería el inicio de lo que en adelante sería de
mí, y que eso sería una versión más avanzada y por tanto mejor? Y sin embargo
caía siempre en los mismos errores, en las mismas pantomimas vividas cada vez con
distintas personas, no fraguando con casi ninguna una amistad especial y en
cambio dejándome invadir por sus opiniones y puntos de vista. ¿Es el miedo a la
soledad, a no gustar, a no ser aprobada? Él dice que yo tengo que decir lo que
es y por qué he hecho lo que he hecho en mi vida. Pues vaya, pienso yo, ¿es que
no voy a tener nunca una teoría que seguir, una receta que poner en práctica
para enderezar mi vida?
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