El amor es tan imprevisible como absurdo, por no decir, además, que es irracional. Se ama porque sí, y además de una virtud por lo que de reparador tienen en el alma de quien ama las emociones que quedan impresas, pueden darse sensaciones de culpa, si resulta que uno siente que no ama a quien lo merece, o ama a quien no lo merece, que digo yo que viene a ser lo mismo, ¿o no?
"Vuelve a mencionar al monstruo. Yo no quiero
hablar de monstruos. Le repito que no conozco monstruos. Me recuerda que le he
dicho que sé algo de monstruos. Es una forma de hablar, le digo. Él dice que
las formas de hablar quieren decir algo. Tiene razón, fui yo quien mencionó al
monstruo. No sé por qué lo hice. No sé por qué digo algunas de las cosas que
digo. Me siento muy incómoda en el silencio cuando alguien está pendiente de
mis reacciones. No me gusta demasiado hablar, y menos si no he pensado muy bien
lo que voy a decir, a no ser que esté en mi casa, con gente que me conoce mucho
y además me quiere y me permite rectificar cualquier error o explicar con
detalle cualquier cosa que haya dicho y no haya sonado muy bien.
'Él dice que cuando se tiene muy interiorizada
una idea, lo normal es que acabe saliendo en algún momento, venga a cuento o
no, se quiera hacer o no, se haya meditado o no.
'Recuerdo que
alguien dijo que era un monstruo. Casi nadie lo conocía demasiado bien. Ver a
una persona con frecuencia no garantiza que se tenga un conocimiento acertado
de ella. Mi abuela me contó que lo habían visto por la orilla del río
molestando a una niña, o persiguiéndola, ya no lo recuerdo muy bien. Yo no me
lo creo. La niña dijo que quería hacerle cosas malas. Qué sabría ella lo que
son cosas malas. Él dice que qué es eso de qué sabría ella. Le doy la razón, yo
no soy nadie con autoridad suficiente como para decidir algo así, y además está en flagrante contradicción con lo que pienso al respecto: si alguien dice que quieren hacerle daño, es seguro que quieren hacérselo. Me pregunta
si quería mucho a esa persona. Le digo que sí, muchísimo. Me dice que no
siempre se acierta a amar a las personas adecuadas, pero que el hecho de que no
sean un dechado de virtudes no significa que no se las deba querer, ni que quien las quiere haga mal en quererlas. Ya, le
digo, pero siento que una parte muy importante de mi vida ha sido una farsa, un
error, una equivocación. Me dice que mi vida es muy larga, y que en una vida
larga no pueden cifrarse en unos pocos años la verdad y la autenticidad que
acaben por resultar. Le digo que no estoy de acuerdo porque los pocos años de
los que estamos hablando son los años más importantes en la vida de una
persona. Él dice que los años más importantes en la vida de una persona son los
que queden por vivir. Dice que lo que ha pasado, pasado está, que no tiene
solución, pero lo que queda por delante es un reto que ha de afrontarse
obligatoriamente".¿Tanto descolocará saber que se ha errado casi siempre que se ha amado? ¿Por vergüenza? ¿Por el amor propio herido?
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