martes, 25 de noviembre de 2014

Cuéntame un cuento



¿Qué puede tener de extraordinario un viejo trapero que va por las calles pidiendo libros viejos, periódicos atrasados y papeles inservibles? Seguramente mucho, al menos para la imaginación de una niña, que desconoce que tiempo después, cuando haya crecido, sabrá que las conversaciones que mantuvo con el viejo serán consideradas por ella premonitorias, como si todos los actos que suceden en el mundo tuvieran que ver unos con otros, y de esos actos dependiera el porvenir de muchas personas.
«Cuéntame un cuento», piden los niños, y los que no son tan niños y quieren seguir soñando. Y cuento parece, sí, una novela que está llena de solidaridad, ternura y unos valores que parecen pasados de moda, pero que si no existieran habría que inventarlos para que el mundo semejara menos árido y más habitable.
Yo sigo soñando, para seguir contando, si me dejan; si alguien quiere que le siga contando un cuento. 
  








No hay comentarios:

Publicar un comentario