domingo, 20 de abril de 2014

¿Farsantes o iluminados?



Ando buscando y no encuentro lo que busco. No encuentro nada de lo que busco. Cada mañana me lo propongo nada más abrir los ojos. No hay manera. Me han robado la esperanza.




Dicen que es fácil encontrar lo que busco, por eso me irrita no hallarlo, y me impaciento.
Aquí y allá me dicen que es fácil, que das una patada al suelo y lo que busco aparece por doquier, como mala hierba en un sembrado.
Mil y un maestros de lo que busco predican (oigo sus rebuznos incluso cuando no quiero oírlos) su doctrina en cientos de esquinas y templetes, como si no hubiese mañana y cada palabra suya esparciera parabienes y sabiduría a espuertas.
Dicen ellos, los mil y un maestros de lo que busco, que esparcen parabienes, pero no lo hacen; se limitan a ladrar y escupir doctrinas que ellos mismos están lejos de imitar aunque lo desean con toda el alma.
¿Qué buscas, que es tan difícil de hallar?, podrá preguntarse cualquiera, como si el hecho de no encontrar fuese razón suficiente para calificar de estrafalaria o complicada la empresa que se me ha resistido. Y parece fácil, se habla tanto, se aconseja tanto al respecto,que uno diría que lo imposible sería no hacerlo.
¿Qué busco?
Busco alguien que sepa de verdad sobre aquello de lo que habla.
Busco alguien que me guíe por los caminos tenebrosos que me tienen atrapada en una maraña que nadie ha sabido desentrañar.
Busco un émulo de Virgilio, nada menos, o un seguidor que imite su comportamiento y me guíe por la senda que siento ya perdida.
Busco alguien que no me hable sólo de humildad y ausencia de ego, como si el aprecio por uno mismo fuera un pecado mortal; alguien que a pesar de lo que predica se abstenga de hablar de sí mismo o de sus costumbres sin parar, como si su forma de proceder fuera la única guía de conducta posible, lo cual me lleva a pensar que para esos aspirantes a maestros, el delirio es que alguien que no sean ellos mismos acabe destacando tanto como sólo ellos merecen.
Busco y seguiré buscando en tanto no encuentre, y quizá la lista de farsantes se haga tan grande que merezca un poema con sus nombres y embustes pregonados y explicados.


















3 comentarios:

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  2. yo también busco. leo a maestros, hago prácticas, intento controlar mi mente. pero aunque no soy un desgraciado, no soy feliz. la vida pasa y no encuentro sentido. yo también necesito ayuda de alguien que haya llegado. pero no sé si hay alguien que haya llegado. un abrazo.

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    1. Un abrazo, Juan, y gracias por pasarte por aquí, y no te quepa la menor duda de que cualquier avance que logre lo compartiré con mucho gusto.

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