lunes, 23 de mayo de 2011

Desconcierto

Cada vez entiendo menos y sé menos de casi todo, por eso me manifiesto cada vez menos en lugares públicos. Cuando se produce un acontecimiento de características extraordinarias me pasmo al escuchar de inmediato a casi todo el mundo opinando y sentenciando al respeto, mientras yo rumio ad nauseam si está bien o mal o regular lo que acaba de ocurrir. Así, para cuando me he hecho una opinión somera, aunque siempre discutible, porque no sé nunca si he meditado suficiente o no; si he respetado o no todos los principios y consecuencias de la tal decisión, resulta que otro acontecimiento de características tan extraordinarias como el anterior ha ocurrido y me ha pillado igualmente con el pie cambiado y en la recta final de mi larga digestión.


Por no hablar de la sensibilidad de las personas que leen o escuchan lo que les da la gana cuando se opina de cualquier cosa, y se ofenden con una facilidad pasmosa, sin que sea posible hacerles ver que se pueden tener opiniones dispares sin que por ello se ofenda a quienes las tienen diferentes.


¡Ah! Y ni hablar de hacer visible una molestia por algo que se haya dicho con evidente falta de conocimiento o educación, o se trate de encauzar una opinión sin sentido o falta de lógica, porque entonces es posible verse enzarzado en una discusión interminable que no solo no conduzca a nada bueno, sino que además acabe por derivar en algo dañino que sólo perjudicará al más elevado de pensamiento y por tanto más sensible de los contendientes en la discusión, en tanto las mentes más cerriles son las menos delicadas y por tanto las más entrenadas para las luchas que se dirimen a ras de suelo, esto es, en el barro.


¿Es posible que el mundo sea tan sencillo y sin embargo tan complicado de entender? Pues sí, si así lo parece. Por eso cada vez me expongo menos a las opiniones ajenas, a no ser que lo que tenga que decir tenga que decírmelo a mí fundamentalmente, no sea que alguien se ofenda y me llene el receptor de mensajes de opiniones que no siempre entiendo y de los que generalmente no me sé defender.

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