lunes, 4 de abril de 2016

Una buena novela, según Virginia Woolf




Cada persona tiene una opinión propia acerca de las novelas y la calidad que se les debe exigir. Las emociones son particulares e intransferibles, así que no hay una lógica ni una regla ni una medida ni un molde al que acomodar los textos que trascienden los convencionalismos o los transitan con una fidelidad relativa o absoluta.

Es, pues, una cuestión de criterio personal, casi una necesidad vital de hallar algo que colme el deseo con que se afronta cada nueva lectura (se da por supuesto que las relecturas ya han pasado la criba y se han quedado como compañeras eternas del lector que volverá a ellas una y otra vez) y reconocer en el escritor un poco de lo que quisiéramos contar si supiéramos, si pudiéramos, si nos fuera dada la capacidad de ser lo que querríamos ser.
«Meter el cuchillo entre las junturas del cuero con el que la mayoría de nosotros estamos recubiertos», sí.  

“¿Qué es una buena novela?”, Virginia Woolf


Virginia Woolf
Una buena novela es cualquier novela que le hace a uno pensar o sentir. Tiene que meter el cuchillo entre junturas del cuero con el que la mayoría de nosotros estamos recubiertos. Tiene que ponernos quizás incómodos y ciertamente alerta. El sentimiento que nos produce no tiene que ser puramente dramático y por tanto propenso a desaparecer en cuanto sabemos cómo termina la historia. Tiene que ser un sentimiento duradero, sobre asuntos que nos importan de una forma u otra. Una buena novela no necesita tener trama; no necesita tener final feliz; no necesita tratar sobre gente simpática o respetable; no necesita ser lo más mínimo como la vida tal como la conocemos. Pero tiene que representar alguna convicción por parte del escritor. Tiene que estar escrita de modo que transmita la idea del escritor, ya sea simple o compleja, tan fielmente como sea posible. No tiene que repetir aquello que es falso o trillado simplemente porque al público le resulta fácil mascullar una y otra vez sobre lo falso y lo trillado.
Todo esto se refiere a las novelas escritas en el pasado. Es imposible estar seguro de cuáles serán las características de una buena novela en el futuro. Las novelas contemporáneas nos sorprenden a menudo por ser muy distintas de aquello que hemos aprendido a admirar y crean una belleza que, al ser tan distinta de la antigua, resulta mucho más difícil de apreciar. Pero lo contrario también es cierto; algunas de las mejores novelas también se han hecho inmediatamente populares y del todo fáciles de entender. El único método seguro de decidir si una novela es buena o mala es simplemente observar nuestras propias sensaciones al llegar a la última página. Si nos sentimos vivos, frescos y llenos de ideas, entonces es buena; si quedamos hartos, indiferentes y con poca vitalidad, entonces es mala. Pero estar seguro de lo buena que es una novela y el tipo de virtud que tiene resulta extremadamente difícil. El mejor método es leer lo antiguo y lo nuevo uno al lado del otro, compararlos y así desarrollar poco a poco un criterio propio.
Virginia Woolf
“¿Qué es una buena novela?”, 1924
Foto: Virginia Woolf por Leonard Woo