lunes, 22 de junio de 2015

A verlas venir.







«Me pregunta después por qué resalto lo de estar juntos (me figuro que se refiere a mi hermano y a mí). Le digo que para mí fue muy importante reunirme al fin con mi hermano, al que cuando éramos muy niños y estábamos separados adoraba y admiraba en la distancia. Él dice que no acaba de entender por qué nos criaron separados. Yo le digo que nosotros lo entendemos menos aún. Sabemos que lo hicieron porque era muy difícil que alguien se quedara con los dos a la vez, y si nos separaban y nos dejaban a cada uno en una casa, al cuidado de familias distintas (como hicieron) estaríamos bien y seríamos mejor aceptados. Me figuro que a nadie se le ocurrió pensar en la aberración que cometieron y en el daño que pudieron hacernos. En realidad, creo que nos hicieron mucho daño. A mí me hicieron mucho daño. Siempre me he sentido de sobra, fuera de lugar

»Tengo dos familias de origen y no tengo ninguna. Una cumplió su cometido (lo cumplió bien, por cierto), pero acabada la misión se lavó las manos. Otra no me encuentra acomodo. Es difícil encontrar acomodo a alguien que ya viene hecho de otro lado, amoldado a otros contornos. 






 »Caben tantas definiciones como posibilidades: desgajada, desarraigada; no sé cómo definirme. Al albur, al pairo, a verlas venir».